23 oct. 2024
Ignasi Vidal
Una entrevista de Aminie Filippi para La Vanguardia
Emprendedores séniors y su experiencia personal iniciando nuevos proyectos personales
En España, hay más de 4 millones de séniors activos. Según el III Mapa de Talento Sénior. Jóvenes y mayores en el mercado laboral. La colaboración intergeneracional, elaborado por el Centro de Investigación Ageingnomics, las personas de entre 55 y 64 años representan un 14,4% de la población emprendedora y desvela, además, que hay muchos más autónomos sénior (977.000) que jóvenes (189.000).
A finales de 2021, ya en Barcelona, y con 60 años, Ignasi Vidal dejó su trabajo en una multinacional de software de servicios para empresas y despachos profesionales. Después de 36 años dedicados a la actividad comercial, relacional y de marketing en la compañía, un ERE enfrentaba a Ignasi Vidal a la gran decisión de elegir qué rumbo tomaría su vida.
“Las posibilidades eran jubilarme o emprender. Jubilarme no era una opción, ya que ese panorama no iba conmigo. Me siento muy activo todavía”. Se le abría, entonces, la posibilidad de ser un emprendedor.
Su extensa trayectoria profesional tuvo mucho que ver en la decisión.
Durante esas tres décadas de empleado por cuenta ajena, exploró múltiples funciones, tareas, ámbitos de supervisión, tipos de producto y diferentes posiciones, desde técnico hasta adjunto de la vicepresidencia. Por eso, no empezaba de cero. “El conocimiento, la formación, la experiencia, la cultura, una buena relación con los clientes y una agenda lo suficientemente cuidada y al día, son aspectos que he ido atesorando conscientemente a lo largo de toda mi vida laboral, que han dado notoriedad a mi marca personal y me han permitido empezar ahora a prestar mis servicios de consultoría estratégica y acompañamiento de directivos de empresas y despachos”.
Ignasi Vidal
Y tampoco ha sido un golpe de suerte. “He trabajado mucho, de manera muy comprometida y con ilusión, pero siempre con un vector muy claro, sabiendo que estaba ganando en aprendizaje y capital personal”. Por eso, recomendaría a los más jóvenes, que “a lo mejor no hace falta perseguir la altura del pino, porque la solidez del olivo es también una opción de éxito”, reflexiona.
Admite que lanzarse ha sido un acierto no solo profesional, sino también a nivel económico. “A los dos meses de haber dejado mi antigua compañía, ya facturaba por mis servicios como autónomo”. Y en este tercer año de andadura, él ya tiene 63 y nos cuenta que las cosas le han ido muy bien y que el proyecto “va a velocidad de crucero ascendente”.
Para Ignasi, ser un emprendedor sénior ha significado un auténtico reto: “dependes exclusiva y estrictamente de ti mismo y de tu habilidad. Debes gestionar tu vida en todos los sentidos”.
Pero también supone una enorme satisfacción. “Retomar mis contactos, trabajar en la creación de servicios que puedan ser de valor y el reconocimiento de la experiencia son, en cierta forma, un retorno de todo lo sembrado. El trabajo es más placentero porque se valora más la experiencia de todo un camino profesional. Puede que esta etapa esté siendo la más divertida y satisfactoria de mi vida laboral”.
Entrevista original con el resto de emprendedores séniors en La Vanguardia
Recibe mensualmente información relevante de nuestra actividad.