29 jul. 2024
Carlos García-León
Hubo un tiempo en que a los abogados les bastaba con ejercer su profesión de forma excelente para tener éxito. Esa época quedó atrás. Ahora, es necesario que tus stakeholders (grupos de interés) conozcan tu excelencia como letrado o como firma jurídica y te la reconozcan, con lo que hacer bien las cosas no basta, hay que saber contarlas.
Si eres un abogado que empieza y ha decidido emprender, o que está en sus primeros pasos en la profesión, debes aspirar desde el principio a conseguir una reputación excelente. Será fundamental para atraer los recursos necesarios para la actividad de tu negocio en las condiciones más favorables y, además, se ha demostrado, que genera los siguientes beneficios:
Para conseguir una buena reputación será fundamental comunicar quiénes somos, lo que hacemos y ofrecemos y qué nos diferencia de la competencia. Decía Gabriel García Márquez que “lo que no se comunica, no existe”, frase que ha ido derivando en esta más aterrizada: “Lo que no se comunica es como si no existiera”. Y es que debemos hacernos visibles para no ser invisibles en un mercado cada vez más competitivo.
Pero ¿por dónde comienzo? ¿Cómo puedo dedicar tiempo a comunicar, además de ejercer la abogacía y gestionar el despacho, y no “morir” en el intento? Para empezar, es importantísimo incluir la comunicación en el plan estratégico de tu despacho, para poder dotar a esta actividad del tiempo y los recursos necesarios para llevarla a cabo. Resultará fundamental establecer unos objetivos claros y realistas, que se puedan cumplir, y que no sean deseos inalcanzables o “cartas a los Reyes Magos”. Sólo así podremos ir cumpliendo etapas y ver resultados.
En la comunicación, hace falta estrategia, planificación y disciplina y, por mi experiencia, de poco sirve hacer mucho “ruido” en un determinado momento, si luego permanecemos en “mute” por largos periodos de tiempo.
Una vez establecidos cuáles son para nuestra firma los canales y plataformas adecuados para transmitir los mensajes deseados y diseñada la hoja de ruta, proceso que puede necesitar la ayuda externa de especialistas, debemos dosificar lo que comunicamos. De este modo, lograremos que nuestra información vaya calando poco a poco, como la lluvia fina, en la mente de nuestros stakeholders y, al mismo tiempo, podamos compaginar las tareas comunicativas dentro de nuestras otras muchas labores en el despacho.
Para un abogado por cuenta propia o que ha creado una pequeña firma es muy importante que estos esfuerzos estén bien dirigidos, en especial cuando se tienen presupuestos limitados. Se deben aprovechar las diferentes opciones que tenemos a nuestro alcance para llegar a nuestros grupos de interés. Y siempre con coherencia entre lo que hacemos y lo que comunicamos.
Algunos sencillos consejos:
Sigue fomentando las relaciones personales en el mundo offline, una poderosa arma de comunicación, pero ten presente que el mundo digital es el mayor aliado de los despachos pequeños. En Internet, a nivel de visibilidad, podemos igualar fuerzas con firmas de gran tamaño. Empieza creando una página web (sorprendentemente el 20% de los despachos aún no tienen) y piensa que, aunque sea un desembolso inicial alto, no será un gasto sino una inversión. Será tu principal ventana al exterior.
Crea en tu web un blog corporativo y publica periódicamente contenido propio de interés (si no eres tanto de escribir, prueba otros formatos como el vídeo o el podcast). Ayúdate de las redes sociales para amplificar estos contenidos y aprovecha también todo el potencial de LinkedIn para establecer una buena red de contactos.
No pierdas la oportunidad de conectar con determinados medios de comunicación para ofrecerles ayuda como experto jurídico. Y aprovecha la tecnología a tu alcance. Cada vez hay en el mercado un mayor número de herramientas y aplicaciones, muchas de ellas gratuitas, que pueden ayudarte en tus labores de comunicación. Y recuerda que el mejor momento para empezar a comunicar es ahora.
Artículo original publicado en Todo Juristas
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