03 jul. 2023
Cristina Santos
Se publica la nueva edición del informe Universidades y Despachos de la mano de El Confidencial, y que muestra una relevante radiografía sobre los centros universitarios y de negocio preferidos por los bufetes de élite para fichar a los que están llamados a ser las futuras estrellas de la abogacía de los negocios.
Replico mi aportación entre las que se incluyeron en el informe junto al resto de profesionales colegas a los que nos pidieron opinión.
¿Cómo está siendo 2023 en relación con la intensa batalla por el talento que hemos vivido en los ejercicios anteriores?, ¿Qué elementos han sido determinantes en su caso para atraer a los mejores profesionales?
El 2023 está siendo un año más intenso que los anteriores porque hemos vuelto a coger ritmo tras la pandemia y hay más movimiento en el mercado. Esto provoca que estemos adelantando el proceso de selección de los candidatos a prácticas del máster de acceso y, en los procesos de fichajes laterales, tenemos que ser más rápidos.
Además, las asesorías jurídicas de empresa cada vez son más atractivas para nuestros abogados y se han convertido en nuevos competidores.
Las nuevas generaciones tienen unas expectativas del mundo laboral distintas a las que se tenían antes. Mientras que antes se buscaba hacer carrera en un único despacho y llegar a la sociatura, ahora su visión se centra más en el presente o futuro cercano, y no tanto en su proyección.
Por ello, no solo hay que ofrecer carrera, formación y un buen ambiente de trabajo, sino que además hay que ofrecer experiencias para que los profesionales más jóvenes no solo se desarrollen en su plano profesional, sino que además puedan ver satisfechas sus inquietudes personales.
¿Prevé que los bufetes tengan que seguir introduciendo mejoras o revisando su propuesta de valor a los futuros abogados?
Sí, aunque introducir mejoras siempre ha sido una de nuestras prioridades, no solo en términos económicos, sino también en otro tipo de beneficios y mejoras en las políticas de flexibilidad y teletrabajo.
Cada vez son más frecuentes las demandas de este tipo de medidas entre los profesionales más jóvenes, que tienen una concepción que hay que alinear a la cultura tradicional de los despachos.
También habrá que trabajar en el desarrollo de sus carreras y en ser más transparentes en lo que se espera de ellos y hasta dónde y cómo pueden llegar.
En un contexto tan dinámico, ¿Qué tres conocimientos o habilidades cree que será prioritario introducir o reforzar en la formación de los futuros abogados a corto plazo?
Aunque el contexto sea dinámico, creo que habría que ayudar a que los estudiantes de derecho sepan resolver problemas y ganar en pensamiento crítico. Parece una obviedad, pero precisamente el ritmo actual está haciendo que el entorno sea más demandante y ágil y que los conceptos esenciales del derecho no se estén consolidando como debieran, especialmente para ponerlo en práctica en el día a día de los asuntos.
Por otro lado, creo que hay que hacer más hincapié en su autoconocimiento. Tendríamos que dotarles de herramientas y recursos que les sirvan para conocerse mejor y saber cuáles son sus habilidades y áreas de mejora, así como para saber interactuar en un entorno como el nuestro. Esto también les ayudaría a tener más claros sus objetivos y cómo conseguirlos.
Por último, el conocimiento del sector es básico para que puedan empezar a desarrollar su carrera profesional y aún nos encontramos con candidatos que carecen de este conocimiento. Conocer el mercado no solo les ayuda a posicionarse mejor en los procesos de selección, sino, una vez incorporados, a ser mejores abogados y ofrecer un valor diferencial, tanto dentro de la firma, como al servicio que damos a nuestros clientes.
Artículo original publicado en El Confidencial y aquí el informe Universidades y Despachos
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