23 nov. 2023
Esta nueva tecnología ha colocado al sector legal en el umbral de una revolución que transformará todo. Los autores analizan los desafíos y las consideraciones éticas que se plantean y dejan claro que el desafío no es adaptarse, sino anticiparse.
La inteligencia artificial generativa (IAG), esa tecnología capaz de crear contenido original a partir de una inmensa cantidad de información disponible en la web se presenta como una herramienta verdaderamente disruptiva en el ámbito legal ya que promete cambiar de forma radical la forma en que los bufetes de abogados operan y prestan sus servicios. Y, como suele ocurrir con toda innovación, esta revolución no está exenta de desafíos y consideraciones éticas.
Prácticamente todo será redefinido. la forma en que se enseña el derecho, la gestión del sector público, la entrega de soluciones jurídicas, el papel de las asesorías jurídicas internas, la eficiencia y eficacia de la administración de justicia, la gestión de los bufetes y la oferta de servicios legales, todo está en proceso de transformación.
Las facultades de derecho ya están adaptándose a las necesidades de esta abogacía transformada. Esperanza Ferrando, decana de la Facultad de Derecho, Empresa y Ciencias Políticas del CEU Cardenal Herrera, está convencida de que la IAG debe formar parte de la formación jurídica. Dado que los bufetes de abogados, especialmente los más grandes, y muchas instituciones ya las están utilizando, es fundamental que los alumnos del Grado en Derecho adquieran conocimientos en este campo.
Al igual que reciben formación en bases de datos o en la utilización de recursos bibliográficos, los futuros colegiados deben recibir formación en el uso de esta herramienta que, cuando se utiliza de manera adecuada puede ser de gran utilidad para facilitar el trabajo de los juristas. Los estudiantes de Derecho deben estar familiarizados con herramientas de análisis e investigación jurídica basadas en la IA, adquiriendo habilidades en la elaboración de 'prompts', programas para la revisión y automatización de contratos documentos y procesos de M&A e incluso la capacidad de desarrollar herramientas de LegalTech que se adapten a las necesidades de sus clientes utilizando herramientas no-code asistidas por la IA.
Los abogados aportarán valor no ya a través de sus conocimientos jurídicos sino a través de la conexión con las personas.
la IAG asumirá gran parte del trabajo rutinario y mecánico que antes recaía en becarios o abogados más jóvenes de los bufetes. A estos profesionales se les exigirá aportar un mayor valor que la IA. Esto requiere que salgan de la Universidad con un espíritu crítico bien desarrollado, un profundo conocimiento del Derecho para poder identificar posibles errores en los que pueden incurrir la IA, y una formación en aspectos éticos y humanísticos para poner límites al uso de esta tecnología.
Los abogados de empresa, cuyos roles han experimentado una transformación notable en los últimos años, serán los que más se beneficien de la productividad y eficacia con el uso inteligente de esta tecnología. Sara Molina, senior manager en Legal Management Consulting en Deloitte Legal señala que "el uso efectivo de la IA generativa puede transformar la forma en que los abogados in-house trabajan, permitiéndoles contribuir de manera más estratégica al éxito y crecimiento de la compañía. Al aprovechar el poder de la IA generativa los abogados in-house pueden agregar valor al negocio mejorar la toma de decisiones y brindar un asesoramiento legal más informado y proactivo".
La gestión de las firmas legales también experimentará un cambio considerable. Emilio Gude, socio de Ceca Magán, señala que pronto será posible detectar el trabajo, integrarlo en el sistema y determinar las horas trabajadas, incluso clasificarlas en horas de valor y horas de servicios comunes. Esto llevará a presupuestos más ajustados, priorizando la parte de valor, lo que el cliente realmente necesita, y estableciendo tarifas estándar para el trabajo de acompañamiento.
La comunicación de los bufetes es otra área creativa que se verá afectada por la IA generativa. Sonia Franco, directora de comunicación de Garrigues, asegura que "la IAG proporciona a los comunicadores herramientas fabulosas para identificar oportunidades y optimizar estrategias, potenciar la creatividad y las nuevas ideas, así como mejorar la capacidad de análisis y productividad. Afortunadamente nunca reemplazará la habilidad humana de construir y mantener relaciones, que es el corazón de la Comunicación Corporativa diaria".
Para aprovechar al máximo esta herramienta, Franco ofrece tres consejos claves: establecer políticas de uso interno claras, invertir continuamente en formación a diferentes niveles y mantenerse actualizado sobre las constantes evoluciones de esta tecnología.
Tanto el sector público como el privado enfrentan serios retos en relación con esta nueva dimensión de la tecnología. Concepción Campos, Doctora en Derecho y Directiva Pública Profesional, resume estos desafíos en tres puntos: la transformación cultural necesaria para entender, adoptar e interiorizar todas las posibilidades de la IA; la colaboración, coordinación y el benchmarking entre diferentes organizaciones junto con laboratorios de innovación en IA; y el desafío regulatorio, que es uno de los mayores retos en la utilización de la IA ya que se relaciona con la garantía de los derechos de las personas y la ética en su uso.
La IA generativa seguramente extenderá el uso del lenguaje jurídico claro, lo que entusiasma a los profesionales del Legal Design como Laura Fauqueur, directora de Legal Shake. La forma en que se expresan los sistemas de IAG es mucho más comprensible para los no especializados en derecho que la de muchos profesionales del ámbito legal. Esto abre la posibilidad de utilizarla IAG para simplificar y explicar el lenguaje jurídico, así como para reformular, reestructurar y hacer más intuitivos y comprensibles los textos y procesos legales. También destaca Laura la tarea del prompting legal, que implica una reflexión necesaria por parte de los profesionales del derecho para proporcionar instrucciones claras y sencillas a la IAG para obtener respuestas adecuadas.
La IA generativa revolucionará nuestra concepción de la escasez y la abundancia en el mercado de los servicios jurídicos. Esto plantea la pregunta sobre las oportunidades de trabajo que quedarán para los abogados en este nuevo escenario, anticipa Lidia Zommer, socia directora de Mirada 360.
Esta tecnología amenaza con redefinir la misma esencia de la abogacía de los negocios de gran firma, con la estructura de pirámide de maestros, oficiales y aprendices. Los abogados jóvenes verán que gran parte de su trabajo (la revisión y comparación de documentos, investigación jurisprudencial y redacción) será realizado de manera eficiente por una inteligencia artificial.
"Los despachos son actualmente como bandas de jazz, en las que los abogados armoniosa y coordinadamente libres, improvisan. Con la IAG cada vez habrá menos trabajo para los ejecutantes y solo quedarán los directores de orquesta con partituras optimizadas para cada tipo de proceso", afirma Zommer.
Los abogados aportarán valor no ya a través de sus conocimientos jurídicos, sino a través de la conexión con las personas. Es el momento de repensar las tareas en las que dedican tiempo, identificando aquellas que son exclusivamente humanas, como la empatía, la comprensión, la anticipación de intereses o conflictos, el diagnóstico, la colaboración, la recomendación y todas las acciones relacionadas con las relaciones interpersonales.
Estos servicios de nivel superior no se medirán por el tiempo dedicado, sino por el valor que aporten. Es posible que llegue el momento en el que la tarifa por horas sea dejada atrás, después de tantos intentos fallidos.
Por otro lado, la buena noticia es que es probable que el mercado se amplíe gracias a la inteligencia artificial. Los servicios legales podrán ser ofrecidos a segmentos de la población que antes no podían acceder debido a los altos costes.
Esto no es ciencia ficción. Las herramientas de IA generativa ya están aquí y están siendo utilizadas por firmas líderes. Están cambiando la forma en que trabajan y cómo los abogados interactúan con sus clientes.
El desafío actual no es solo adaptarse, sino anticiparse. Las firmas que puedan visualizar a largo plazo, identificar las habilidades reales que se necesitarán y ajustar su modelo y estructura a este nuevo paradigma serán las que vienen el futuro del sector legal.
Artículo original publicado en el Nº 142 de la Revista Abogacía del Consejo General del la Abogacía Española
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