22 dic. 2023
Eugenia Navarro
El sector legal está viviendo uno de los momentos más interesantes y retadores de su historia en un entorno en constante cambio donde la tecnología, los cambios de hábitos de compra y la evolución del mercado marcan un constante movimiento. Adaptarse a un entorno de incertidumbre se ha vuelto esencial para la supervivencia y el éxito a largo plazo de las empresas y firmas en la actualidad.
La gestión de las decisiones en entornos de incertidumbre no es fácil y la intuición tiene que dejar paso a la utilización de datos para tomar decisiones con el máximo de información a la vez que desarrollar la capacidad de rectificar cuando nos equivocamos. Los avances tecnológicos, las tendencias del consumidor y los cambios en la competencia son constantes (con la aparición de nuevos modelos vinculados a la tecnología). Las firmas deben adaptarse para mantenerse relevantes y competitivas en un entorno en constante evolución.
Los cambios de paradigma que está sufriendo el sector legal no solo afectan a los modelos empresariales, si no también a la forma de ejercer.
La certeza jurídica es algo que no se puede asegurar, el ejercicio de la profesión requiere gestionar riesgos, posibilidades y dibujar diferentes escenarios probables. Los clientes quieren visualizar como serán los servicios jurídicos y buscan predictibilidad en los resultados. Las empresas necesitan asesores capaces de ofrecer asesoramiento de manera rápida, con criterio y evaluando riesgos a ser posible con datos para la toma de decisiones. El asesoramiento “comprometido” requiere de esa adaptabilidad al entorno comprendiendo no solo los aspectos jurídicos si no también los elementos que afectan al mercado en entornos globales, donde la geopolítica también juega un papel relevante.
La geopolítica tiene un impacto significativo en la forma en que se ejerce el derecho en múltiples niveles, ya sea a nivel nacional o internacional.
Los cambios en las relaciones entre países pueden afectar el comercio y las leyes internacionales. Las tensiones geopolíticas pueden afectar la forma en que se abordan y resuelven los conflictos a nivel nacional e internacional. Esto puede influir en la manera en que se utilizan mecanismos legales, como la mediación o el arbitraje, para resolver disputas. Por desgracia, este entorno no deja de sorprendernos con guerras inesperadas en el corazón de Europa, o la guerra en Israel y Gaza.
No podemos dejar de hablar de los avances tecnológicos. Las innovaciones en este ámbito están transformando industrias enteras en un corto período. Las empresas deben estar preparadas para adoptar nuevas tecnologías o ajustar sus modelos de negocio para aprovechar las oportunidades que estas ofrecen, como está ocurriendo en el sector legal que ha generado un ecosistema legal más rico y competitivo con nuevos modelos de negocio, un empoderamiento del comprador y una polarización de servicios que nos lleva a modelos totalmente industrializados y modelos de “sastrería a medida” para servicios complejos y singulares. Modelos alternativos, startups, editoriales convertidas en auténticas empresas tecnológicas… todo contribuye a la necesidad de tener una estrategia para competir en el este mercado que está en una gran evolución. La inteligencia artificial generativa nos sorprendió en el 2022, con modelos de interacción sencillos y con niveles de uso insospechados. Sin lugar a duda, este tipo de inteligencia tendrá un impacto muy significativo en el sector lega
El talento también ha cambiado sus prioridades, los jóvenes no buscan carreras prometedoras en el futuro, les importa el ahora y reclaman tiempo para la conciliación, en un entorno que cada vez exige más a sus profesionales. Difícil combinación. La innovación se ha convertido en una herramienta clave para la adaptabilidad y la proactividad ante los cambios del entorno. El gran riesgo de no innovar es quedarse atrás o incluso desaparecer.
Para gestionar en entornos inciertos como el actual, es necesario tener ciertas competencias y habilidades en las que no hemos sido instruidos.
Se necesita flexibilidad y adaptabilidad, cambiando decisiones sobre la marcha, pero siempre con un pensamiento estratégico que aporte una amplia visión a largo plazo para evaluar situaciones complejas y tomar decisiones que consideren diversas posibilidades futuras. Hemos de ser capaces de tomar decisiones informadas incluso con información limitada, priorizando lo más importante y ajustando las estrategias sobre la marcha. Y como no, hemos de ser resilientes, y mantener la compostura frente a la adversidad, aprender de los fracasos y seguir adelante con optimismo.
La comunicación forma parte de las habilidades más necesarias que nunca en estos entornos. Se convierte en estratégico saber comunicar de manera clara y efectiva con equipos y partes interesadas, transmitiendo mensajes clave incluso en momentos de incertidumbre. La innovación es necesaria para encontrar soluciones creativas ante desafíos inesperados.
No se puede sobrevivir en este entorno sin un pensamiento crítico que ayude a evaluar y analizar información de manera objetiva para comprender las implicaciones y tomar decisiones fundamentadas, que nos lleven a un liderazgo capaz de mover la organización hacia soluciones no siempre convencionales.
Estas habilidades y competencias pueden ser desarrolladas a través de la práctica, la capacitación y el desarrollo personal. En entornos cambiantes e inciertos, aquellos que puedan adaptarse rápidamente y tomar decisiones efectivas tendrán una ventaja significativa para navegar y triunfar en situaciones desafiantes como la que se encuentra el sector en la actualidad. Todo un reto para la gestión que requiere de profesionales altamente cualificados.
Artículo original publicado en Legal Today
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