16 jul. 2025
Sara Molina
A principios de abril se incorporó a Pérez-Llorca como socia Sara Molina Pérez-Tomé, experta en innovación legal, para liderar el desarrollo del área de Legal Tech and Digital Transformation del despacho. Junto a Sara se incorpora un equipo de abogados e ingenieros los cuales acompañarán a los clientes del despacho en sus transformaciones digitales, tanto desde un punto de vista jurídico legal como en la puesta en marcha de los procesos y herramientas necesarios para su consecución.
100 días después de este fichaje, nos acercamos a la sede de esta firma en Paseo Castellana para entrevistarla.
Pérez-Llorca fichó a principios de abril como socia a Sara Molina Pérez-Tomé, experta en innovación legal, para liderar el desarrollo del área de Legal Tech and Digital Transformation del despacho. Junto a Sara se incorpora un equipo de abogados e ingenieros, los cuales acompañarán a los clientes del despacho en sus transformaciones digitales, tanto desde un punto de vista jurídico legal como en la puesta en marcha de los procesos y herramientas necesarios para su consecución.
Además, la nueva socia trabajará en estrecha colaboración con los equipos internos de la firma para potenciar el uso de herramientas de Inteligencia Artificial y nuevas tecnologías, contribuyendo de esta manera al proceso de innovación interna en el que el despacho está inmerso desde hace años.
Han transcurrido 100 días de esta incorporación, y qué mejor momento, como si fuera la ganadora de unas elecciones, para que nos cuente cómo está viviendo esta experiencia.
No vamos a descubrir el extraordinario bagaje profesional de Sara, pero si te diremos que, a nivel personal, empezó en enero a practicar fit-boxing, una mezcla de ejercicio, fuerza y boxeo, que la ayuda a concentrarse al obligarla a contar y a seguir la secuencia. Y no pienses mal: no imagina ante ella a nadie en concreto cuando suelta los mamporros.
Y, por cierto, también en enero… ¡dejó de fumar!
Ya ves que todo lo que supone superación, actividad, fuerza de voluntad y trabajo en equipo la hace feliz, posiblemente porque como coach identificó que su sistema de aprendizaje es kinestésico.
Para esta entrevista a Sara Molona (perdón, quise decir Molina: no sé dónde empieza una y acaba la otra), pedimos a seis referentes estratosféricos como María de la O Martínez (Lefebvre), Laura Fauqueur (Legal Shake), Teresa Parada (Heineken), Raquel García González (Clifford Chance), Albert Ferré (Global LegalTech Hub) y Pablo Haya (Instituto de Ingeniería del Conocimiento) que compartieran reflexiones y preguntas que les gustaría lanzar a Sara. Y este es el resultado.
Primeros 100 días de tu incorporación a Pérez-Llorca. ¿Cómo describirías tu experiencia hasta ahora?
No me gustaría parecer corporativa, pero está siendo espectacular. Últimamente estoy diciendo que creo que soy la mujer más feliz del mundo. Creo que por primera vez me siento totalmente identificada con el proyecto. El equipo es una maravilla y va a seguir incorporándose gente. Es una apuesta estratégica del despacho que se apoya desde arriba ya que Julio Lujambio, Socio Ejecutivo de Pérez-Llorca, ha creído en ello desde el primer día. Es algo totalmente diferencial porque el equipo no va a tener dependencias para desarrollar proyectos porque vamos a tener todas las capacidades. Internamente estamos ya trabajando con diseñadores, con ingenieros, estamos haciendo equipo mix.
Y es brutal porque nos sentamos a hacer, a pensar en cómo dar el servicio al cliente. Y de repente, salen unas ideas buenísimas desde el punto de vista de innovación. Para mí es una experiencia maravillosa. Además, me incorporo a un equipo donde hay más socios a los que ya conocía y admiraba antes, y es como que tienes una sensación de orgullo del área.
Tenemos el conocimiento de cómo se hace en big fours, porque no es solamente desde la pata legal, sino a nivel consultoría general con perfiles tecnológicos. Estamos desarrollando sobre todo proyectos en los que hay inteligencia artificial porque tenemos la posibilidad de trabajar desde la coherencia en la que la firma de Pérez-Llorca lleva ya años trabajando.
Hay una diferencia entre trabajar con inteligencia artificial y la adopción, y es verdad que la adopción irá creciendo y que hay una planificación estratégica desde el punto de vista de la innovación, donde estará mi rol. Creo que trabajar desde la coherencia y desde los aprendizajes que hacemos internamente, y además con el crecimiento que estamos teniendo últimamente en otros países, nos da la posibilidad de tener una visión internacional sobre cómo se están gestionando, cómo se están desarrollando los proyectos de inteligencia artificial, coordinarlos desde nuestra área y todo ese aprendizaje dárselo al cliente.
¿Esa adopción de la IA y de la tecnología en general se produce a nivel interno y también a nivel externo?
Siempre he dicho que lo más importante son las personas. La tecnología la puedes comprar, pero ¿cómo podemos hacer que las personas se suban al carro? En el caso de la inteligencia artificial creo que hay un tema muy claro: Chat GPT y otros han democratizado el uso de la IA. Pero esa democratización no significa que se adapte o que la gente sepa cómo usarlo. Hay una fase de adopción, de identificación de casos de uso, que depende mucho de las necesidades de las áreas y del sector negocio.
Nosotros estamos ahora con un proyecto súper bonito de cara al cliente, en el que estamos viendo cómo automatizar un proceso. Es un proceso que es clave para el negocio del cliente, una casuística que es muy común en el sector bancario. Encontramos un patrón para entender cuál podría ser la posible solución y estamos trabajando, por ejemplo, más que en identificar problemas, en buscar soluciones concretas. Y este caso es una de ellas.
Es que el gran reto, hoy en día, es precisamente ese: buscar casos de uso que se puedan automatizar realmente. Pero volvamos a las personas, Sara. La mejor manera de que estén en el centro de la ecuación es a través de la formación. De este modo te anticipas a las posibles resistencias al cambio.
La formación cada vez más tiene que ser una experiencia. O sea, ya no se trata tanto de dar una formación técnica o jurídica, que sigue siendo clave en el sector, pero creo que cada vez más se busca que tenga ese valor aumentado. En general, todas las universidades, de una manera u otra, están viendo cómo incorporar las necesidades que tiene el mercado, desde temas relacionados con análisis de datos, con tecnología, aunque hablemos de abogados. Una de las cosas es tener perfiles diferenciales, y eso implica dar formación diferencial.
Y luego hay una parte que es mirar el paso previo: que los propios docentes sean diferenciales. Creo que eso es lo que muchas veces cuesta más. Porque es aquí cuando hablamos de una disrupción. Una innovación es cambiar la manera de hacer las cosas.
La manera de acercarse al alumno no es prohibir utilizar ChatGPT en los exámenes. Esto va de hacer que los chicos adquieran una habilidad que es importantísima, que es el pensamiento crítico, que aprendan a pensar, que entiendan la lógica. Eso hace que tengamos que evolucionar los programas formativos.
No dejo de pensar en cómo sería tu primer día en Pérez-Llorca. Te imagino subiendo, casi levitando, por las escaleras de mármol de este imponente Edificio Castelar, una joya por su excepcional calidad arquitectónica y urbana, obra del arquitecto Rafael de la Hoz. ¿Qué tuvo de especial ese primer día?
Ya sabes que soy un poco cursi. Para mí ese día fue mágico, y lo sigue siendo todos los días, porque esta es la oficina más bonita de Madrid. Compré rotus y en las cristaleras de mi despacho pinté un ‘gracias’ enorme. Normalmente, encuentras bullicio en cualquier edificio, pero aquí llegas cualquier y todo es paz, es luz. Bueno, a mí es lo que me transmite. Y luego me he encontrado que, frente a esa paz y luz, hay gente fantástica. Desde el principio, desde el primer día, hicieron una cosa superchula: me senté en una salita y durante una hora estuvieron bajando a darme la bienvenida diferentes socios. Me pareció muy humano, muy bonito y, además, vi a la gente muy ilusionada. Desde fuera puede parecer que el despacho es tradicional, pero, de repente, un área de innovación tiene esta gran acogida. Creo que el nuestro es un proyectazo y me siento muy afortunada.
Laura Fauqueur (sospecho que la conoces un poco) te traslada esta pregunta: “Tu incorporación a Pérez-Llorca como socia, ¿demuestra que los despachos se abren a la innovación como nueva línea de negocio?”
Demuestra que Pérez-Llorca lo ve como una línea de negocio y que es capaz de valorar esa parte estratégica. Y no es solamente ver esa línea de negocio, sino que, a su vez, seas capaz de hacerlo desde la coherencia interna. Me parece que es toda una declaración de intenciones que una firma del peso de Pérez-Llorca lo haga. Creo que es algo que el mercado está necesitando y han sido pioneros en hacerlo.
La manera de acercarse al alumno no es prohibir utilizar ChatGPT en los exámenes. Esto va de hacer que los chicos adquieran una habilidad que es importantísima, que es el pensamiento crítico, que aprendan a pensar, que entiendan la lógica.
Oye, pero ¿cómo se mide, cómo se rentabiliza la innovación?
Hay dos tipos de KPIs que hay que tener en cuenta desde mi punto de vista. No solamente cualitativo, ya que lo cualitativo se tiene que convertir en cuantitativo, porque la innovación no va de pegar post-it o de hacer cosas diferentes: va de aportar valor, ya sea al cliente interno o externo, en forma de eficiencia, de mejora de calidad o de generación de nuevo negocio.
Entonces, a nivel interno, la innovación bien entendida te permite ser más eficiente. Y no por meter inteligencia artificial vas a ser mejor, pero desde luego, si lo trabajas con las personas y en los procesos vas a conseguir ser más eficiente. Y ahí puedes medir en términos de rentabilidad del propio trabajo y eficiencias que salen directamente.
Hay otro componente más cuando trabajas en la innovación. Si eres capaz de pensar en el offering que tiene cada una de las áreas, pensar qué nuevas cosas se pueden ofrecer para estar más cerca nuestros clientes, y en ese pensar qué nuevas cosas se pueden hacer salen cosas innovadoras que, al final, podemos medir si el cliente las compra o no. Mañana podemos pensar ‘voy a ofrecer un nuevo servicio’, pero hay que ser capaz de entenderlo y poner el punto de vista desde la necesidad del cliente. Me refiero a que muchas veces parte de hacer offerings cruzados con varias líneas. Por ejemplo, nuestra línea de transformación, a nivel interno, permite tener opciones muy redondas. Creo que meter una capa de innovación en los servicios y generar sinergias entre ambos hace que saques lo mejor de una firma. Y eso al final se cuantifica también.
Y luego, a nivel externo, al final se genera negocio. Es muy fácil como línea de transformación si eres capaz de impactar al mercado. La parte de visibilidad y de impacto en el mercado tiene una doble vertiente. Por una parte, y es una responsabilidad y es parte del trabajo, hay que hacer entender que esa nueva línea genera un servicio y eso genera unos beneficios para la firma. Pero también hay una parte de intangible que es más fácil de medir que habla de una serie de valores que se suman a los valores de Pérez-Llorca y que se asocian con esa parte de innovación y de transformación. Y ahí la firma lo está haciendo muy bien y se está posicionando de manera muy fuerte. Piensa que en el área de IP tenemos a profesionales como Raúl Rubio, Andy Ramos, Eduardo Castillo o Cristina Duch, perfiles que muy disruptivos que están haciendo cosas muy potentes en nuestro sector.
¿El cliente valora que Pérez-Llorca sea una firma innovadora o va más a lo pragmático?
Creo que se percibe, quizás desde un tiempo para acá, que Pérez-Llorca está haciendo cosas diferentes. La innovación no va solamente de ‘vamos a fichar a Sara Molina’. Esto va de coherencia, hay que tener un equipo potente. Hemos hecho este fichaje, hemos traído este servicio y tenemos que seguir innovando, es un trabajo que tenemos que seguir haciendo.
La innovación no va de pegar post-it o de hacer cosas diferentes: va de aportar valor, ya sea al cliente interno o externo, en forma de eficiencia, de mejora de calidad o de generación de nuevo negocio.
Formas o has formado parte de cuatro iniciativas innovadoras muy chulas: Copresidencia del grupo de innovación en el ICAM, Women in a Legal World, Global LegalTech Hub y Legal Hackers. Pregunta capciosa, lo confieso: ¿Cuál de ellas te ha causado más impacto?
Podría decir que la que me causó más impacto fue por la que empecé a entrar en este tipo de comunidades de innovación, y hablo de Legal Hackers. Pero no podría decidir cuál, porque creo que la diferencia entre tu yo de hoy y tu yo de hace años es la gente que te has encontrado por el camino. Cada una de esas iniciativas cuenta lo que la gente que me ha acompañado en ese camino. que es lo que ha hecho que yo avance, sobre todo a nivel profesional.
La siguiente pregunta se la he copiado a mis compis en prácticas en Derecho Práctico, ya que ellas la formulan en las entrevistas de nuestro programa Lexplorers a los juristas jóvenes que apuestan por la innovación legal.
¡Gracias! Me encanta que me hagas una pregunta que hacéis a la gente joven.
Esta es la pregunta. ¿Si fueras una solución legaltech, cuál serías y por qué?
Un CLM con inteligencia artificial.
Ya sabía yo que la cosa iría de gestión de contratos…
Es que, al final el centro de la vida de un abogado, más allá de la parte procesal, están en los contratos.
Estamos en un momento maravilloso en el que esa parte intelectual y de desarrollo la podemos ocupar en aquello que es de mayor complejidad. Me parecería genial ser una solución de CLM con inteligencia artificial, y que además tuviera algo que ahora no existe (algo de lo que hemos hablado un montón de veces Laura Fauqueur y yo): que fuera capaz de simplificar los contratos en lenguaje llano a través design thinking integrado.
Bueno, lo que acabas de decir va a dar muchas ideas. Ya que has sacado el tema de design thinking, te diré que en 2020 estuvimos entrevistando al equipo de Pérez-Llorca y entonces pudimos comprobar que aquí se apuesta por el legal design. Estarás como el pez en el agua, ¿no?
Ese discurso de las personas en el centro va totalmente alineado con la parte de pensamiento de diseño. Y, además, se suma que estamos en un momento especialmente bonito o brillante porque la primera que ha empezado a entender que las personas están en el centro es la tecnología, y eso ocurre cuando la inteligencia artificial generativa se ha puesto en el lugar de las personas y ha dicho ‘vamos a hablar el mismo idioma’.
Estoy en el sitio y en el momento adecuados, con la nueva normativa de lenguaje claro, de lenguaje llano, toda la parte de simplificación: es un momento maravilloso.
Como responsable del área Legal Tech and Digital Transformation, ¿cómo será la interacción con el equipo de gestión del conocimiento?
Lógicamente, igual que con todas las áreas. Hay una cosa que es súper importante, y es que la inteligencia artificial se aplica, por supuesto, a la gestión del conocimiento. Aquí hay un trabajo conjunto. Cuando estamos hablando de modelar, se trabaja conjuntamente con ellos, del mismo modo que tengo que trabajar con Recursos Humanos, porque también hay que incentivar a la gente en esa transformación. La innovación es transversal a diferentes áreas y, por supuesto, la gestión del conocimiento es una de ellas.
En un reciente reportaje de Luisja Sánchez en Economist & Jurist, afirmaste que Pérez-Llorca trabaja de forma muy orientada al cliente. ¿Puedes ponernos un ejemplo de ello?
Nosotros, cuando pensamos en un servicio, tenemos identificadas las tendencias o las problemáticas de cada sector o de cada cliente, porque al final hay algunas preocupaciones que son comunes en el sector. Las primeras reuniones con el cliente siempre son para escuchar. Es una declaración de intenciones de que estamos aquí para escuchar, para contar el proyecto: ya desde el primer momento estás diciendo que lo que importa es lo que tienes enfrente.
Nos centramos en que las propuestas que salgan se centren en soluciones concretas. Cuando pensamos en casos de uso interno, también valoramos cómo pueden beneficiar al cliente.
Cambiemos de tercio, si te parece, y qué mejor forma de hacerlo que con una reflexión y una pregunta de Teresa Parada. Esta abogada de Heineken nos transmite que impulsas todo lo que tocas. “Su energía es contagiosa y su liderazgo estratégico inspirador. He tenido la oportunidad de vivirlo de primera mano en muchas ocasiones, como en el Rethink Legal de las Women in a Legal World”. Y te pregunta lo siguiente: ¿Qué es lo que te da energía? ¿Qué es lo que te inspira?
Pues personas como ella. Creo que tener cerca gente mejor que yo es lo que me da energía. Me la da la autenticidad de la gente y ser yo misma. Soy la misma aquí que en otro sitio. Eso te permite entrar en relaciones de autenticidad, tanto con clientes como con compañeros, y eso también me da muchísima energía. Y por supuesto mi familia, que es lo más bonito que tengo en el mundo.
De hecho, hay consenso en eso porque Albert Ferré, CEO del Global LegalTech Hub, también quiere preguntarte sobre cómo lo haces para ser tan natural, tan querida por todo el mundo, y todo ello sin caer en la superficialidad.
Llegué a ese sector hace ya muchos años, con un padre que es ingeniero y una madre psicóloga. Quiero decir que no venía de ser socia de un despacho ni tenía cerca a nadie que fuera abogado. Venía más de la rama de ciencias. Y me tuve que hacer un hueco. No te negaré que entonces era mucho más joven y, al principio, intentabas ver a gente que podía ser referente, y querías ser como esas personas. Hasta que un día me di cuenta de que tenía que ser como yo era, para lo bueno y lo malo, y aprender de todo el mundo. Y desde esa autenticidad, eres capaz de transmitir verdad y de llegar a relaciones personales mucho más profundas que una relación comercial.
Me parecería maravilloso ser una solución de CLM con IA, y que además tuviera algo que ahora no existe: que fuera capaz de simplificar los contratos en lenguaje llano a través design thinking integrado.
Y esta, vamos a llamarla, habilidad, ¿se puede, se debe entrenar? ¿Se puede mejorar esa actitud?
Te contesto desde el punto de vista de coach. Hay gente que tiene una sensibilidad especial, y todo súper poder lleva su súper castigo. Quiero decir que tener esa sensibilidad hace que durante mucho tiempo tengas que trabajar también por cuidarte y protegerte. Creo que sí, que hay una parte que puedes entrenar. Todo el mundo puede aprender a través de la escucha activa, con el acompañamiento de gente que es brillante intelectualmente: unos aprendemos de otros.
Sara, conoces muy bien a Pablo Haya. Quiere preguntarte lo siguiente: ¿Cuál crees que es el área, departamento o función dentro de un despacho donde la tecnología tiene más margen para mejorar los procesos?
Dentro de un despacho, lo veo en el área de M&A, porque es donde se van a manejar más volúmenes de documentación. También los despachos que trabajen en, por ejemplo, litigios masivos, que son muy susceptibles a utilizar la tecnología. La tecnología es útil donde no llega la cabeza humana, y en cualquiera de esos dos casos es importante.
En las áreas internas, donde se elaboran las propuestas, hay una parte de automatización, más administrativa, que llega al cliente. Y, desde luego, en las áreas de marketing. Pero al final, en cada una de las líneas del servicio las que aportan son las personas.
Sara, sigo exprimiendo el talento ajeno, y en este caso le hemos pedido a María de la O Martínez que participe. María es de las que piensa que a lo largo de tu trayectoria has demostrado liderazgo profesional ejemplar y un fuerte compromiso personal con la transformación y la ética en el sector legal. Y te pregunta: ¿Cómo logras equilibrar y combinar esos dos aspectos en tu día a día? ¿Qué valores o experiencias personales han marcado la manera en que lideras equipos y proyectos dentro del ámbito jurídico y cómo trasladas ese compromiso personal a tu labor profesional para inspirar a otros y generar un impacto positivo en el sector?
Bueno, es que no me gusta ponerme como ejemplo ni hablar de mí. Me hubiera gustado que le hubieras preguntado a gente de mi equipo, que acabas de conocer. Pero, al final, siempre defiendo que el liderazgo tiene que nacer de un intraliderazgo: es decir, para generar a otros tienes que liderarte. Es algo que toda persona que lidera un proyecto tiene que hacer, trabajar sobre la gestión emocional, sobre cómo gestionar momentos de estrés, cómo gestionar a las personas. Y luego tienes que ser muy competitivo: competir para ser la mejor versión de ti mismo para poder dar la mejor versión a los demás. Una de las cosas que me ayuda es delegar. Por supuesto que estoy encima de los proyectos, pero cuento con profesionales de gran talla en el equipo.
Me gusta mucho la descripción del liderazgo del agile, la de liderazgo servil. Tienes que hacer que tu equipo esté mejor para tú vivir mejor, pero lo primero es que ellos estén bien, porque de nada sirve que me fichen a mí si mañana el equipo se va y no puedo prestar el servicio. No es un pensamiento buenista, sino un pensamiento incluso egoísta y más práctico. Estamos consiguiendo, y está en sintonía con la parte de la agilidad, tener todas las capacidades que necesitas internamente en el equipo. Cuando tú tienes una visión de un ingeniero, de una persona que viene de consultoría, de una persona que es diseñador, de repente eres capaz de hacer clic. Hay un ejercicio de humildad para entender que cualquier persona del equipo puede darte una gran lección.
La tecnología es útil donde no llega la cabeza humana.
Eres docente en diversos programas formativos y en Derecho Práctico ponemos mucho foco en el talento joven y lo que está pasando en las Facultades de Derecho. ¿Crees que hay una brecha, en lo que respecta a la innovación legal, entre universidades públicas y privadas?
Creo que hay una brecha, en general, de inquietud entre diferentes perfiles. Esta pregunta la voy a utilizar para hacer un homenaje a una chica, alumna becada de una privada. Esta persona se levantaba a las 6am, trabajaba limpiando una oficina, venía a clase en la Universidad y durante los fines de semana barría las calles, contratada por el Ayuntamiento de Madrid. Presentó su proyecto de final de curso, un proyecto bestial que además lo pasé para que lo entraran a acelerar. Era un proyecto con inteligencia artificial que ayudaba a las personas con diferentes capacidades para poder hacer entendible el mundo legal. En la oficina donde limpiaba, los ingenieros de esa empresa la ayudaron a desarrollar el prototipo. Cuando lo expuso en clase me pareció brutal. Por eso digo que es un tema de inquietud. En mi casa nunca me ha faltado de nada, pero siempre me han dicho que, si quiero algo, tengo que trabajarlo. La persona de la que te hablo ha terminado la carrera, tiene muy buen trabajo y es una chica espectacular.
Tienes que ser muy competitivo: competir para ser la mejor versión de ti mismo para poder dar la mejor versión a los demás
Y, para terminar, no nos vamos del territorio del talento joven, porque Raquel García González nos traslada esta cuestión. ¿Cómo estáis lidiando con la formación de los nuevos abogados en la era de la IA?
La parte de formación es un trabajo que hace Recursos Humanos. Lo que pasa es que es verdad que, conjuntamente con innovación, planteamos programas, pero los programas ya no son estancos, son experienciales. Queremos ver cuáles son las áreas estratégicas en las que vamos a trabajar el caso de uso. Y entonces se hace un collage pegando cosas para elaborar una construcción más abstracta, y posteriormente vamos trabajándolo; por ejemplo, identificando el proceso del trabajo de una forma gamificada. Lo que se busca es que sea experiencial para terminar en un punto en el que sean capaces de entender para qué. Creo que ahí la profesión ha cambiado y debe cambiar también la manera de aprender.
Cuando tú aplicas inteligencia artificial en la documentación, por ejemplo, gestionando 50 contratos, lo que hace la IA es que te identifica los diferentes campos y ámbitos, pero tú lo tienes que revisar de forma estructurada y yendo al punto que es crítico. Entonces, ¿estás dejando de ver contratos? No, los estás viendo de forma estructurada. Tienes una especie unas manitas, la tecnología, que te han colocado la documentación. La validación es una de nuestras responsabilidades, y es ahí donde se aprende. La IA no es más que un junior para el junior. No parte de cero, pero debe tener criterio, tiene que revisar y tiene la suerte de que, en vez de buscar en bases de datos, tiene la capacidad de que los propios documentos con los que trabaja están estructurados. Así es como creo que se aprende.
Publicación original en Derecho Práctico
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