La irrupción de la tecnología en el mundo jurídico ha traído consigo no solo ventajas operativas, sino también desafíos éticos. La ética digital, que aborda los valores y principios morales en el entorno digital, se ha convertido en un tema de reflexión para los despachos de abogados.
Con la digitalización, los despachos cuentan con herramientas que potencian su eficiencia y productividad, mejoran la analítica de datos, la generación de contenidos e incluso automatizan la interacción con clientes y potenciales clientes. Es crucial comprender el impacto de estas interacciones, especialmente en aspectos que pueden escapar a nuestro control directo.
- Uno de los pilares de la ética digital es la gestión de datos personales. Los despachos deben ser transparentes sobre cómo recopilan, almacenan y utilizan esta información, garantizando siempre la privacidad y los derechos de los titulares. Esto es algo que afecta tanto a las herramientas de captación de datos de posibles clientes como a la propia recolección de datos de los profesionales mediante herramientas que registran su actividad en los dispositivos y software de trabajo (correo electrónico, gestor de documentos, calendario, llamadas telefónicas, etc…)
- Aunque es importante que los profesionales estén presentes en redes sociales para fortalecer tanto su marca personal como la del despacho, es igualmente crucial que estén preparados para enfrentar desafíos como el ciberacoso, la desinformación o su propia responsabilidad en el tono y las formas de la comunicación digital. La comunicación en el ámbito digital difiere de la tradicional. Los despachos deben formar adecuadamente a sus profesionales tanto para que puedan desarrollar un papel activo en estos entornos de forma correcta como para protegerlos de sus riesgos.
- Por otro lado, la digitalización no debe excluir a quienes tienen dificultades con las herramientas tecnológicas. Es responsabilidad de los despachos garantizar la inclusión tanto de clientes como de su propio equipo.
- Los ataques informáticos a empresas son constantes y los despachos, que manejan información confidencial y altamente sensible de clientes, deben asumir la responsabilidad de fortalecer sus sistemas contra posibles amenazas y ataques.
La transformación digital debe ir de la mano con principios éticos universales como los establecidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La implementación de nuevas tecnologías en los despachos es una obligación para la competitividad pero ello conlleva también una responsabilidad social, económica y humana en el sentido de garantizar que las tecnologías se utilicen de forma que respete los derechos, la dignidad y el bienestar de todas las personas, considerando sus aspectos psicológicos, sociológicos y culturales.
Artículo original publicado en el Blog de Innovación Legal de la Abogacía Española