21 may. 2024
Laura Fauqueur
Hace años, una persona que ha sido importantísima en mi vida profesional me repetía: “eres la de la Coca-Cola, siempre; tienes que dejar de ponerte en esta posición para que se te empiece a tomar en serio”.
Con cariño, lo que me quería decir con esta frase era que, si no dejaba de servir Coca-Cola, nunca se me vería como otra cosa que como camarera. Que dejara de hacer de organizadora de eventos para convertirme en protagonista de los mismos.
Reconozco que durante mucho tiempo me ha sido más cómodo estar entre bambalinas que encima del escenario (gracias, Síndrome de la impostora, me persigues, pero ya he aprendido a mantenerte a raya). Pero el tiempo y la experiencia me van dando la razón día tras día sobre la importancia, la imprescindibilidad incluso, de ser la de las Coca-Cola. O, dicho de otra manera, que quien ponga la Coca-Cola se le haya currado, y mucho.
En los años que llevo en el sector legal, he organizado (no sola, por supuesto, más bien todo lo contrario) todo tipo de eventos: conferencias, mesas redondas, charlas, presentaciones y clases, por supuesto. Pero también cumbres, talleres, jornadas, meetups, demo days, hackathons, festivales, sprints, unconference,…
Pues bien: estos eventos a geometría variable han provocado el nacimiento de incontables proyectos, colaboraciones, amistades, productos, servicios, empresas, asociaciones, despachos…
Es cierto que no puedo enorgullecerme de haber sido la protagonista de todos ellos – de hecho no lo he sido de ninguno – pero me quedo con la satisfacción de haber sido la fuerza instigadora de estos eventos, y sé ahora que de no haber sido por estos efímeros pero intensísimos momentos, nada habría sucedido.
Porque una cosa está clara: para innovar, hay que diseñar momentos, espacios, encuentros, e interacciones que no provoquen los pensamientos de siempre, las inercias, la falta de energía y el miedo paralizante. No se debe infravalorar la importancia del contexto, del entorno, de las actividades que se llevan a cabo.
Una reunión por Teams, o en persona, alrededor de una mesa de cristal que tocamos con cuidado para no dejar huella con nuestros dedos, pueden no ser el entorno adecuado para buscar soluciones novedosas a un problema enquistado. Formarse en inteligencia artificial generativa sentado durante muchas horas en una butaca escuchando largas charlas puede no ser la forma idónea de abordar la materia.
La buena noticia es que, como todo en esta vida, eventos e interacciones sociales se diseñan. Bueno, rectifico: como todo en esta vida, se pueden diseñar.
Desde la invitación al evento o reunión en cuestión, hasta el seguimiento posterior, pasando por el lugar de celebración, la acogida, la comunicación, las presentaciones, las interacciones entre los asistentes, el formato de las intervenciones, el catering, los idiomas, la toma de palabra, el tono de voz, el dress code, etc. Todo eso se puede pensar, decidir, trabajar, mejorar en función del resultado que se pretende obtener para todos los implicados: asistentes/usuarios, organizadores, patrocinadores, etc.
De todo eso, nos encargamos, y a mucha honra, los de la Coca Cola. Diseñamos instantes para que ocurra la magia: sinergias, creatividad, proyectos disruptivos, soluciones brillantes…
¿Has pensado en las reuniones que mantienes con tus clientes? ¿Con tus compañeros? ¿Los eventos en los que participas u organizas? Siempre que consideres que el resultado no es el esperado, párate a pensar: ¿Cómo podría rediseñar este momento para que ocurra X? E inténtalo…
Artículo original publicado en el Blog de Innovación Legal y Nuevas Tecnologías de Abogacía
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