12 feb. 2024
Lidia Zommer
El director de asesoría jurídica interna ya no es el comprador de servicios jurídicos y stopper de los proyectos de la compañía del que se quejaba el resto de directivos.
Su rol está cambiando hacia convertirse en uno de los directivos impulsores del negocio y la estrategia corporativa.
La figura del director de asesoría jurídica interna ha sufrido una reinvención, pasando de un rol reactivo y ser el recurso en situaciones de crisis a convertirse en un pilar más de la estrategia corporativa.
Internalización de trabajos
Esta metamorfosis comienza con la internalización de trabajos que hasta hace 15 años se derivaban a asesores externos. La crisis del 2009 modificó la matriz presupuestaria, ya que las ingentes partidas que otrora iban a parar a las arcas de las firmas externas se invirtieron en la sofisticación de la función interna, con procesos, tecnología y equipos potentes.
Más tareas realizadas internamente requirieron de equipos más grandes con el consecuente desprendimiento de tareas jurídicas de menor valor en la cabeza del departamento pero, a la vez, la asunción de mayores responsabilidades de gestión.
Estas nuevas responsabilidades asignadas, junto con su integración a la dirección de la organización, marcaron un antes y un después en la influencia de la asesoría jurídica en la dirección de sus empresas.
En los tiempos que corren, la formación técnico-jurídica generalista en el área jurídica y especializada en su sector económico, aunque fundamental, ya no es el único requisito para triunfar en los departamentos jurídicos internos o ascender a roles de liderazgo dentro de una compañía.
La excelencia en el desempeño y la diferenciación en el mercado laboral requieren de habilidades de gestión.
La capacidad para gestionar equipos, la inteligencia emocional, el liderazgo y la agilidad para adaptarse a la transformación digital son competencias que complementan el conocimiento legal. Estas habilidades mejoran la toma de decisiones, optimizan la gestión de proyectos y refuerzan la capacidad de influir y dirigir con efectividad, propiciando así un perfil integral del abogado inhouse que las empresas contemporáneas demandan.
Además de dichas habilidades, al abogado inhouse actualmente aprender a planificar estratégicamente y organizar departamentos jurídicos con tamaños superiores a despachos grandes, aplicar eficazmente tecnología, medir resultados, gestionar proyectos con metodología de Legal Project Management, y más.
Competencia 1: dominio de la tecnología relevante para sus necesidades
La era digital ha revolucionado la gestión empresarial y la función legal no es la excepción. La automatización de procesos y, más recientemente, la inteligencia artificial se han convertido en herramientas que optimizan el trabajo jurídico.
Desde la gestión documental hasta la predicción de resultados de litigios, conocer, entender para poder elegir estas tecnologías es ahora una habilidad crítica. La tecnología no solo agiliza el flujo de trabajo sino que también ofrece nuevas perspectivas en la evaluación de riesgos y la toma de decisiones basadas en el dato.
Competencia 2: visión estratégica y comercial
Entender los entresijos del negocio es fundamental. La visión estratégica permite al director de asesoría jurídica interna anticipar el impacto de los cambios normativos en las operaciones de la empresa. Este enfoque no solo requiere de la comprensión cabal de los mercados sino también de una capacidad para identificar oportunidades y amenazas, y de aportar soluciones antes de que los riesgos se materialicen.
Competencia 3: habilidades de comunicación y negociación
La capacidad de escucha activa y de articular ideas de manera clara y efectiva es vital. Estas competencias de comunicación bidireccional son esenciales para surfear las complejas relaciones con stakeholders y para asegurar que la empresa no solo sea escuchada sino que ésta a su vez y en primer lugar escucha y permee. Entendiendo las expectativas, preocupaciones e intereses de los grupos con los que se relaciona y que éstos también entiendan su posición y sus valores.
No es simplemente hablar claro, es traducir el “abogadés” hacia estrategias de negocio. Es convertir los contratos en puentes responsables entre la empresa y sus grupos de intereses.
Competencia 4: capacidad de liderazgo y trabajo en equipo
El liderazgo y el trabajo en equipo son indispensables en un entorno que cada vez demanda más colaboración interdepartamental. El director de asesoría jurídica interna debe dirigir equipos multidisciplinarios, formados por abogados, ingenieros, diseñadores y expertos en experiencia de usuario, entre otros, fomentando un ambiente donde la innovación y la colaboración florezcan.
Esta capacidad de liderar no solo se manifiesta en la gestión de su propio equipo sino en la influencia que ejerce en toda la empresa.
Competencia 5: habilidad de armar redes y representar a su compañía
Esta nueva competencia implica tejer conexiones profesionales que atraen oportunidades para sus empresas. Un director de asesoría jurídica debe estar inmerso en comunidades de múltiples industrias y disciplinas en las que actúa como embajador.
Recomiendo fuertemente a los profesionales del sector legal que participen en asociaciones de altos directivos serios y relevantes, como la Asociación Española de Ejecutivas y Consejeras, EJE&CON. Las redes abren puertas a colaboraciones y oportunidades de aprendizaje mutuo.
Si sientes que esto es complejo y representa un reto para ti, hay profesionales que pueden ayudarte a incrementar tu influencia y tus resultados como director de asesoría jurídica como, por ejemplo, los amigos de LOIS: Eva Bruch, Jordi Estalella y Eugenia Navarro.
El rol del director de asesoría jurídica interna no cesa de evolucionar. Hoy es un jurista híbrido entre estratega, tecnólogo, comunicador, líder y networker. Y nada de esto nos fue enseñado en la universidad.
¿Cómo estás adaptándote tú?
Artículo original publicado en Confilegal
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