30 ago. 2018
Emilio Gude
En opinión del autor, el futuro del sector legal pasa por la identificación entre el cliente y abogados, entre la empresa y la firma legal. Compartir ideario, valores, propósitos e incluso proyectos sociales comunes, serán muy pronto requisitos imprescindibles para prestar servicios profesionales a las empresas.
“No tiene utilidad volver a ayer, porque entonces era una persona distinta”
Alicia. Alicia en el país de las maravillas.
No tiene utilidad volver a ayer, porque el sector jurídico era distinto. Por eso en el Legal Management Forum no miramos sólo al mañana, sino que queremos anticiparnos a aquello que ha de llegar en los próximos tiempos.
La evolución de la contratación de abogados ha cambiado radicalmente en los últimos 20 años, acentuándose exponencialmente esos cambios en la década inminentemente anterior.
Hace no tanto tiempo, bastaba mostrar un gran conocimiento de la ley como principal baluarte de un abogado. Tanto para prosperar en una firma como para conseguir clientes, la reputación y el excelente conocimiento de la ley, abría puertas. Hoy en día, tener un alto grado de expertise y saber muchísimo derecho es un básico. Incluso en boutiques jurídicas que se dedican a un aspecto muy concreto y especializado del derecho, el conocimiento marca un corte a partir del cual se puede contratar pero no será definitivo puesto que nos encontraremos con competencia con igual conocimiento. Cierto que menor que en otras áreas, pero también es menor el mercado cuando hablamos de nichos muy especializados que los clientes requieren excepcionalmente.
Establecida la nota de corte, evaluemos otras competencias que nos exigen los clientes y que hoy ya son parte habitual del servicio. A nuestros clientes ya no les supone un hecho diferencial que nuestros abogados trabajen en varios idiomas. Tampoco que hayamos desarrollado un conocimiento del sector de negocio al que se dedica el cliente. Ya no entendemos sólo de derecho, sino de negocio y de cómo se realiza ese negocio. No sólo conocemos la normativa específica, sino que contribuimos al negocio analizando los riesgos, formulando posiciones para que la empresa realice su objetivo, evaluando la flexibilidad, riesgos y certezas de la estrategia jurídica en función del mercado. Nada de esto hoy en día sorprende a las direcciones jurídicas de nuestros clientes.
Tampoco la inmediatez en las respuestas. Las nuevas tecnologías han logrado un grado de interacción que permite perfectamente participar de decisiones legales que afectan al negocio en tiempo real. De hecho, ya no podemos presumir de tiempos de respuesta porque con frecuencia vienen impuestos por aquellos que solicitan nuestros servicios. Como viene impuesto la capacidad de reporte, que podamos, con la ayuda de la tecnología, referir los asuntos encomendados y su estado de manera automática. Incluso que sea el propio cliente quien tenga acceso a su expediente y pueda consultarlo sin tener que preguntar a su abogado. Tampoco impresionará a nuestro cliente que tengamos la tecnología para realizar ciertos trabajos en tiempo record cuando hace no tanto tiempo suponían muchas semanas y un nutrido equipo.
En mi opinión, en los tiempos que han de llegar, todo lo comentado anteriormente no será sino requisitos mínimos que deberán tenerse para optar a prestar servicios. El futuro, tal y como humildemente lo veo, pasa por la identificación entre el cliente y el abogado, entre la empresa y la firma legal. Compartir ideario, valores, propósitos e incluso proyectos sociales comunes, será necesario para prestar servicios profesionales a las empresas. Es notorio que, salvo en determinados aspectos, las firmas de abogados hemos sido reacias a la modernización del sector. Preferíamos entenderlo como una especie de sacerdocio del que excluíamos a los legos. En todo ese tiempo, la empresa ha tomado una autopista y nos ha dejado atrás. Toca recuperar el camino para ponernos a su altura.
Las empresas hoy en día están prestando una atención inusitada, y por mi aplaudida, en mejorar no sólo los aspectos de negocio, sino los aspectos sociales. Han entendido que desde la posición que tienen se puede construir la sociedad civil. La preocupación por el compliance, por la responsabilidad social corporativa, por la diversidad, por las políticas de conciliación familiar, de desconexión digital y otras muchas “inquietudes” son objetivos reales y vivos de las empresas, nuestros clientes. Ello propiciará que como proveedores, aunque sea cualificados, nos exigirán que nos sumemos a esta tendencia de ser socialmente responsables. Así nos posicionaremos y tendremos que demostrar y exhibir, cuando no certificar, cuáles son nuestras prioridades, cual nuestra identidad, quienes somos.
Habrá empresas de sectores creativos que no quieran a abogados que hablen de pacto de socios y de juntas generales, sino firmas abiertas, imaginativas, que se identifiquen con lo que la empresa transmite y vende. Y este concepto no es identificarte con todo aquello que huele a nuevo e impostura, sino con la filosofía de la firma. Habrá quien quiera trabajar con una firma sólida, consolidada, con un amplio bagaje y de carácter tradicional porque así es la empresa que les solicita. ¿Alguien imagina en nada a una empresa del sector digital contratando a un despacho que internamente no sea puntero en alta tecnología? ¿Creen que es posible en el futuro que una empresa del sector turístico esté asesorada por abogados que tienen ningún interés en viajar? Me contestarán algunos que lo importante es aconsejar bien en el ámbito legal y yo diré que eso no abre puertas, porque las abre para muchísimos abogados preparados. La empresa querrá trabajar con alguien que tenga la misma pasión por viajar que aquellos que se dedican a ello. Habrá empresas que quieran trabajar con abogados que legalmente les aconsejen la mejor manera de cuidar a sus empleados. No buscarán abogados para solventar los conflictos entre trabajadores y empresa, sino que querrán tener a aquellos que dentro de la legislación vigente, les propongan acciones encaminadas a mejorar la vida de sus trabajadores. A eso llegaremos.
Prepárense para el futuro, para definir quiénes son y que quieren, vayan a presentarse al cliente y exprésenle que comparten con ellos su esencia, su identidad y que será un privilegio trabajar con ellos para lograr ese objetivo común.
Volviendo a Alicia para terminar con otra frase del excepcional libro de Lewis Carroll: “Solo unos pocos encuentran el camino, otros no lo reconocen cuando lo encuentran, otros ni siquiera quieren encontrarlo.”
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[El contenido original está publicado en la página oficial de Legal Management Forum]
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