El Legal Project Management, el diseño de experiencias, el minimalismo del Toro y la mejora continua

07 oct. 2025

Anna Marra

Cada verano, Barcelona se llena de turistas que levantan la vista, boquiabiertos, ante las formas imposibles de la Sagrada Familia. Algunos piensan en cómo fue posible construir algo tan grandioso. Otros se preguntan si un día seremos capaces de verla terminada y si el proyecto ejecutado tendrá la misma belleza de aquella obra que Gaudí empezó en 1883 y a la cual dedicó 40 años de su vida.  Yo, que trabajo en gestión de proyectos, solo puedo pensar en el cronograma: ¡140 años de ejecución y aún sigue en fase de construcción! Lo que no sé es si algún abogado, mirando las cuatro torres alargadas que recuerdan a termiteros o a castillos de arena que se deslavan, habrá considerado alguna vez que allí está la clave para mejorar los servicios jurídicos que brinda.

Y sin embargo, Antoni Gaudí podría enseñarnos mucho sobre cómo diseñar servicios legales que funcionen. Porque si algo hizo Gaudí fue transformar la experiencia de habitar un espacio. Sus obras no eran solo edificios: eran recorridos, vivencias, estructuras al servicio de quien los habita. Nada era arbitrario. Cada curva, cada azulejo, tenía un porqué. Diseñaba desde el uso, desde la percepción, desde el movimiento.

Pensaba con las manos, pero proyectaba con el corazón de quien anticipa lo que sentirá el otro. Algo que no está tan lejos de lo que deberíamos hacer al crear un servicio legal: anticipar necesidades, facilitar el camino, ofrecer claridad donde suele haber fricción.

Gaudí no era un arquitecto de planos perfectos. Era un arquitecto de experiencias imperfectamente humanas. Y, quizá, esa sea una de las grandes claves que podemos traer al derecho: diseñar servicios legales que no solo «funcionen», sino que se sientan humanos.

Ahora crucemos de acera y de estilo. Pensemos en Pablo Picasso. Si Gaudí construía lo complejo con un propósito, Picasso fue desnudando la forma hasta encontrar la esencia. Basta mirar su famosa serie de «El toro», donde comienza dibujando un animal detallado y termina con una línea que lo contiene todo. No porque le faltaran medios, sino porque le sobraban ideas.

Picasso sabía que menos puede ser mucho más. Que una vez comprendes qué quieres decir, puedes decirlo con una síntesis poderosa. En derecho, en cambio, seguimos creyendo que la claridad aumenta proporcionalmente con el número de subordinadas. Spoiler: no. Por eso, en el mundo legal, esa lección debería estar colgada en todas las oficinas: redacta menos, comunica mejor. Quita la jerga, los giros innecesarios, la opulencia verbal. Haz como Picasso: destila.

Y entonces, algo curioso sucede. Cuando unes la mirada de Gaudí con la de Picasso, aparece una fórmula inesperada para mejorar la práctica legal. Gaudí nos recuerda que hay que pensar en el usuario, en la experiencia. Picasso nos empuja a simplificar, a buscar lo esencial. Uno nos habla de empatía; el otro, de claridad. Entre ambos, podrían diseñar el despacho del futuro.

Imagina, por ejemplo, un despacho estructurado como un paseo por el Parque Güell: ligero, natural, sorprendente. Donde el onboarding de cliente fluye, los pasos están señalizados y el resultado se percibe claro desde el inicio. O redactar un contrato como un dibujo de Picasso: sin una coma de más, pero con toda la fuerza de lo que importa.

Claro, no todo es arte. De hecho, muchos procesos parecen más bien diseñados por Kafka. A veces hay que renegociar con plazos imposibles o proyectos que se complican. Pero ahí también hay algo que aprender: tanto Gaudí como Picasso iteraban. Gaudí se pasaba meses corrigiendo maquetas, probando materiales. Picasso dibujó al toro más de 10 veces hasta que supo que había llegado. ¿No es eso mejora continua?

Gaudí no solo diseñaba edificios; creaba experiencias envolventes. Nada en sus obras era improvisado, pero todo parecía fluir de forma orgánica. ¿Y si aplicaras su mirada a tu despacho? Quizás te podrías preguntar: ¿Están tus procesos pensados desde el usuario (cliente o equipo)? ¿Tus servicios fluyen como lo haría una escalera sin aristas? ¿Qué elementos puedes rediseñar para que el cliente lo entienda sin esfuerzo?

Gaudí usaba la funcionalidad como punto de partida, y luego permitía que la forma siguiera a la emoción. ¿Puede tu despacho ser más funcional y más humano?

Antoni Gaudí no diseñaba para lucirse: diseñaba para que las personas vivieran los espacios. Cada detalle tenía propósito. En la Casa Batlló, por ejemplo, las ventanas se adaptan en tamaño a la altura para que entre la luz justa. En la Sagrada Familia, las columnas simulan árboles que se ramifican, creando un bosque de piedra que al mismo tiempo sostiene y emociona. En ambas obras, cada capitel, vidriera o rampa nace de una pregunta: ¿qué necesita la persona que lo va a usar o percibir? El resultado es un diseño orgánico, armonioso, coherente y humano.

¿Cómo se traduce esto al diseño legal? Pienso, por ejemplo, en:

  • El Diseño de servicios centrado en el cliente: ¿Qué necesita realmente el cliente? ¿Dónde se atasca? ¿Cómo se mueve por tu proceso legal como si fuese un edificio?
  • La Empatía al diseñar procesos. Mapear el customer journey no es un lujo. Es una herramienta estratégica. Así como Gaudí ponía ventanas donde entra la luz, tú puedes diseñar puntos de contacto que aporten claridad al cliente: una sesión informativa antes de iniciar, una reunión de revisión antes de firmar.
  • La Iteracción: Gaudí trabajaba con modelos tridimensionales, no planos. ¿Y si tus procesos fueran prototipos que se testean y mejoran?
  • La Forma que sigue a la experiencia: el despacho debe sentirse funcional, comprensible y humano. ¿Estás diseñando con eso en mente?

Por otro lado, Picasso decía: "Me tomó toda una vida aprender a pintar como un niño". En derecho, nos pasa algo parecido: cuanto más sabemos, más complejos tendemos a ser. Pero el valor está en saber destilar. ¿Tu cliente entiende tu informe a la primera? ¿Tu equipo sabe qué es lo prioritario, sin lista de 12 puntos? ¿Tú sabes lo que puedes eliminar para avanzar con más foco?

Reducir no es empobrecer: es purificar. El Legal Project Management enseña a decidir qué tareas son críticas, qué entregables son necesarios y cómo hablar claro desde el inicio. Pablo Picasso pasó de la figuración académica al cubismo, y luego a una etapa de simplificación radical. En su serie de “El toro” parte de una figura realista y va reduciendo líneas hasta quedarse con unos pocos trazos que, sin embargo, siguen transmitiendo la esencia del animal.

¿Cómo se traduce esto a la práctica legal? Os propongo algunas ideas:

  • Menos es más si lo esencial permanece: ¿Cuánto texto, cuánto informe, cuántas cláusulas son realmente necesarias? Si tu cliente necesita una argumentación clara y no un tratado de abogacía, te conviene eliminar lo superfluo.
  • Definir el scope como Picasso: antes de pintar, sabía qué quería decir. ¿Has definido qué espera tu cliente, cuál es el “cuadro final”?
  • Iterar para simplificar: En LPM hablamos de mejora continua. No es añadir cosas, es saber qué quitar en cada versión. Lanzas una versión que cumple lo básico, luego mejoras: ajustas, filtras, centras. Se trata de no quedarnos en la genialidad inicial, sino de construir iterativamente.
  • Lenguaje claro, breve y preciso: un informe o memo debe comunicar con eficacia, no con enjundia. Si puedes resumirlo en una frase, lo estás haciendo bien.

Así que pues hacer reuniones de “refinamiento del scope” antes de empezar un asunto legal, entrenar a tu equipo para resumir problemas en 1 slide, o incluso en una frase; o usar plantillas minimalistas que eliminen ruido y vayan directo al valor. El secreto está en saber lo que quieres decir; si lo sabes, puedes hacerlo con menos.

Gaudí te enseña a crear procesos vivos y centrados en la persona. Picasso te enseña a reducir, a enfocarte y a comunicar sin superfluos. Gaudí nos invita a pensar el servicio legal como un espacio vivo, que fluye, que cuida a quien lo recorre. Picasso nos recuerda que el verdadero dominio viene cuando puedes reducir sin perder significado. En ambos casos, el foco está en el usuario final y en el propósito del trabajo.

Implanta hoy estas lecciones en tu despacho: rediseña el onboarding del cliente (flujo, entregables, ritmos); aplica “menos, pero mejor” en tus documentos legales; o crea un protocolo de revisión mensual para recortar ruido.

Esto no es un sprint, es un maratón creativo. Te propongo una acción sencilla para esta semana:

  • Elige un proceso legal central (contratos, demandas, due diligence…).
  • Analiza cómo vive el cliente ese proceso.
  • Identifica dos mejoras: un elemento de experiencia (Gaudí), un elemento de simplificación (Picasso).

Y si quieres, comparte tus aprendizajes o un ejemplo aplicado. Estaré encantada de verlo, comentarlo y celebrarlo contigo.

Hay una última lección que creo podamos recibir de estos dos grandes artistas y toca uno de los mayores puntos débiles de los abogados: el perfeccionismo.

Ni Gaudí ni Picasso eran “perfeccionistas” en el sentido que solemos darle a la palabra hoy: ese impulso que raya en la obsesión, que paraliza más que empuja, y que nace no tanto del deseo de excelencia, sino del miedo al error. Gaudí era incansable, un artesano espiritual. Su manera de trabajar era iterativa, orgánica, casi vegetal: modificaba, ajustaba, probaba. En su obra no hay rigidez, sino adaptación. Estudiaba la luz, la geometría natural, los materiales. Cambiaba los planos mientras construía. No buscaba lo perfecto, sino lo vivo, lo verdadero. Su obsesión era funcional y estética, no ansiosa. Picasso, por otro lado, decía: “Me lleva toda la vida aprender a pintar como un niño”. Cambió de estilo decenas de veces, rompió cánones, rearmó el mundo en formas nuevas. Su trabajo era una exploración constante, no una búsqueda del resultado perfecto, sino del lenguaje propio. Cada etapa era superada con hambre, no con miedo.

Ambos estaban del lado de la mejora continua: ese camino en espiral donde no se parte de la idea de carencia, sino de expansión. Donde el error no es fallo, sino material.

¿Por qué los abogados caemos en el perfeccionismo?

Porque la cultura jurídica ha sido educada en la aversión al error. Desde la universidad, se premia el acierto, la memoria exacta, el control del detalle. En el ejercicio profesional, el margen de error parece mínimo: un contrato mal formulado, un plazo mal calculado, un juicio perdido. Se asocia “excelencia” con “impecabilidad”.

Además, muchas veces el derecho se ejerce desde la reacción (apagafuegos, urgencias), lo que impide procesos iterativos, revisión o mejora progresiva. El entorno no siempre permite “probar” o “ensayar”: hay que acertar a la primera.

Sin embargo, hay que aceptar la imperfección como parte del proceso profesional. Entender que entregar algo con margen de mejora no es negligencia, sino parte de una práctica adaptativa y eficaz. Especialmente en entornos ágiles.

Esto significa practicar el feedback estructurado: generar espacios para la mejora iterativa (como en Legal Project Management). Entregar, recibir, revisar, volver a entregar. En equipo. Sin miedo. En lugar de culpas, sacar insights, con las lecciones aprendidas. Entender el éxito profesional no solo con ganar o ser impecable, sino también colaborar mejor, reducir fricción, comunicar más claro, innovar en el servicio. A veces hay que decir: Hoy no ha salido perfecto, pero he aprendido. Porque el derecho —al menos como se ha ejercido tradicionalmente— se ha construido sobre la idea de control, error cero, brillantez formal. Pero el mundo actual, volátil y complejo, nos pide más flexibilidad, más humildad, más humanidad.

Gaudí y Picasso sabían que el arte —como el derecho, como la vida— es proceso. No es mármol, es arcilla. Y cuanto antes aprendamos a moldear con lo que hay, en lugar de esperar el mármol ideal, más humanos, más creativos y más útiles seremos.

En un momento en que el mundo legal necesita urgentemente humanizarse, organizarse y comunicarse mejor, mirar al arte no es un capricho: es una estrategia. Porque a veces lo que falta no es un nuevo software, sino un cambio de mirada.

Artículo original publicado en Doing Legal Project Management

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